sábado, 19 de marzo de 2011

Capítulo 77 - Habitación

Desvaríos:

Los vecinos me roban y cambian los objetos de lugar. Ya no me gusta demasiado salir de casa, porque temo llegar y no reconocer nada.
Los ruidos se incrementan. Cada vez me molestan más, y no me veo capaz de seguir aguantándolo.

Se está agrietando el suelo otra vez.

Creo que ya sé por qué se murieron mis bonsáis, y por qué se me ha despigmentado el tatuaje. Exceso de cuidados.

Si cuidas en demasía algo, no da de si. Si lo das todo masticado, las mandíbulas del caimán a quien alimentas se volverán blandas.
Si no atisbas cuando cesar, de dar agua a una planta, esta no florecerá.
El control arruina, el exceso de cuidado arruina.
El libre albedrío es un hijo de puta, y si no le dejas jugar un poco contigo te jode vivo.
El tiempo, el tiempo tiene que decir mucho. Todo exige un periodo. Lo que ahora es bueno mañana será malo, lo que hoy te moja, mañana te quema. Incluso podría decirse que lo que hoy te daña, mañana te ayudará. Creo que puedo recordar una frase que decía mi bisabuela: “Naranja por la mañana, oro. Naranja por la tarde, plata. Naranja por la noche, mata.”
Es por el ardor de estomago, pero me parece una frase hermosa. La película 2046, se basa en ese razonamiento. Puedes dar con la persona idónea, pero dar con ella demasiado pronto, o demasiado tarde. Pero no le hablo de amistad o amor. Nunca lo he hecho, le hablo del ser.

El momento de la vida es muy importante. Verá ¿Conoce el símbolo del Yin Yang? El símbolo del Yin Yang no se puede representar por una fotografía fija. Está en constante movimiento y expresa la base. Cuando Yin gira, empuja a Yang, y Yang a su vez empuja a Yin para que no deje de girar y pueda empujarle otra vez.

Si uno no se mueve, el otro no se mueve. Si quitamos lo malo, por lógica, quitamos lo bueno. Es entonces cuando se me muestra la verdad, se me enseña, se me deja delante de la mesa un plato vacío, y sé lo que queda.
Cuando quitamos lo negro, porque no nos gusta, el blanco desaparece. Queda un vació, en mi vida, ese vacío es la indiferencia.

Muchas veces, en distintos momentos, se llega uno a plantear ¿Cuándo? ¿Cuándo terminará esta mierda? ¿Hasta cuando voy a soportarlo? Hasta que seas indiferente.

Puede ser esto que tiene usted en sus manos, o esto que lee usted a través se una pantalla de lcd, o led, o través de su teléfono móvil, de su pantalla táctil; una llamada de socorro.
Es cierto que me ha quemado la indiferencia. Es cierto que prefiero algo malo, porque algo malo, por lo menos es algo.
Pero aguantas. Sufres, pataleas, lamentas, lloras, asesinas, cohíbes, empujas, golpeas, suspiras, intentas, piensas, escribes, lees, pintas, comparas, y sigues aguantando.
Golpeas la vida, y la intentas sacar a rastras de tu cuerpo. Le dices: -¡Ey! ¡Oye! Ya no quiero más. Ni siquiera eso sale bien.
Rompes tu cráneo contra la pared de papel, y detrás de ella otra de yeso. Te lanzas con el hombro y luego de traspasarla, te ves cubierto de polvo blanco, mirando otra pared. Rompes la de madera, la de cemento, la de hormigón, la de hormigón armado, la de mármol, la de marfil, la de diamante, y por último, estas ahí otra vez. Viendo la pared de papel...
Un tanto por ciento, es la persona. Otro tanto por ciento, es el tiempo. Otro tanto por ciento el agujero de gusano y el efecto mariposa.
Pero si sigues tirando paredes, sin importarte hacerlo durante toda tu puñetera existencia, llegas a la habitación oscura.
No ves nada, pero la habitación es un lago negro. No notas nada, pero escuchas el chapotear de tus pies en el agua.
¿Y sabe por qué uno no se hunde en ese lago? Porque ya no existes. Desapareces en vida.
Primero para los demás, luego para ti.

Capítulo 77º

Miércoles

Veo películas, leo. Escribo. Escribir me ayuda. Hubo una vez, hará un mes, o igual un par de ellos, que iba a terminar el libro. Porque quería empezar a escribir algo de fantasía. Me apetecía algo de ficción.
No soy un genio, ni siquiera un poco inteligente. La gente confunde demencia con genialidad, y eso está bien cuando es al revés. Cuando alguien es un genio, y los que no saben verlo, lo observan como un loco perturbado. Ha habido muchos. Esto de ser tan directo, y escribir todo, absolutamente todo de mi vida; es como un río que erosiona las piedras de su cauce.
Al registrar los derechos de autor, y tener una cuenta gratuita, no me es posible poner un pseudónimo, por lo cual sólo se admite mi nombre verdadero.
Salgo en fotos que tengo colgadas en el blog, donde he estado escribiendo este “libro”, para luego publicarlo. Pero que gracias a… al azar, me he quitado el velo, y no pienso publicar semejante montón de mierda insulsa, y llamada de atención. Aunque es cierto que va de acorde con quien lo ha escrito.
He puesto mi móvil, mi ciudad, mi correo. Como si fuera un puto perfil.
Pero escribir ayuda. No obstante, no sé por cuanto tiempo, esto será así.

Jueves

Hoy hay una exposición de arte en Pontevedra. De una ex compañera de trabajo, y de una amiga suya.
Tenía pensado asistir, pero la exposición comienza a las 21:00. Luego no tengo forma de volver a Vigo. Se me ha pasado por la cabeza llevar un par de libros, y luego de estar allí, quedarme en la escalera de la estación de autobuses leyendo y pasando frío hasta las 7 de la mañana. Pero tengo desgana por todo.
Es una pena, porque realmente tienen talento. La amiga de mi antigua compañera de trabajo… me acuerdo de ella.

Fue la última vez, en la que yo hice algo por conocer a una persona. Lo recuerdo perfectamente.

Recuerdo:

Hemos salido algunos compañeros de trabajo, los del restaurante, ya sabes. Paula ha traído a algunas amigas suyas. Me consta que no dejo de mirar a una de sus amigas, a Ariadna. Por preferir, prefiero que sean más bajas que yo, y ella es unos 7 centímetros, o más, más alta que yo. Pero me parece preciosa, nunca he visto una sonrisa que emitiera tanta luz. Es guapísima. No me siento especialmente horrendo hoy. Lo bueno es que no trabaja conmigo, así que da igual “cagarla”. Muchas veces tenemos miedo del no, y yo lo entiendo. Pero cuando salíamos fuera de Vigo, todos hablábamos más con la gente, nos relacionábamos más. Da igual que esa mujer te diga que no, seguramente, si te dice que no, no la volverás a ver.
Me acerqué a Ariadna muy tembloroso. Me gustaría besarla esta misma noche. No iba nada seguro, y me sorprendí a mi mismo, cuando me escuché decirle:
- Hola, me llamo Claudio, soy amigo de Paula… quiero decirte que eres preciosa, y estaría encantado en conocerte. Si te parece bien luego te doy mi número y quedamos otro día, te invito a un café y hablamos.
- Si, claro. –mientras no paraba de sonrojarse, mezclaba risas con sonrisas-.
Cuando me giré, seguramente tenia cara de estúpido, iba caminando hacia las 3 personas con las que estaba hablando antes de mi caída al abismo de lo desconocido.
Esa fue la última vez que me sentí seguro de mi mismo.
Empezaron a cuchichear varias personas, mientras yo estaba en una nube de algodón.
- ¿Estabas de coña? –me dice Verónica, otra compañera de trabajo-.
- ¿Qué? –le pregunto mientras ella se ríe y se aleja-.
Medio minuto después, se acerca Ariadna sonrojada, y partiéndose de la risa.
- Vale vale, era de broma. Me lo he tragado.
- ¿A que te refieres?
- A lo de haberme dicho de quedar. –me responde riéndose-.
- Bueno, perdona si te ha parecido mal. –contesto sonriendo y ocultando las lágrimas, cosa que logro girando la cabeza hacia otro lado-.
En ese momento también me había cansado de desmentir. Supongo que se habría fijado en mi, e idearon esa idea, para que yo quedara mal, y bueno… no sé… me da igual quedar bien y me da igual quedar mal.
Después, tuve que seguir fingiendo, que si era cierto, lo de que fue una broma. Pero ella se sentiría bien. Eso me valía.

Llamo a un antiguo compañero de instituto. Le van a operar de la rodilla. No es la primera vez. Es muy bueno jugando al fútbol, pero la rodilla… lo bueno, es que es una persona que se ha levantado. Va a ser ingeniero.

Hay una fuerza que empuja hacia abajo, siento arcadas. Tengo los pies fríos.
Son las 23:34 de la noche. Hoy no he comido, llevo bebiendo agua todo el día y estoy encharcado. Una vez estuve 3 días sin comer. Bueno, perdón, estoy mintiendo. En esos 3 días me comí 17 galletas y me bebí 4 litros de agua y 2 vasos de leche.

En cama

Tumbado, inmóvil. Otra parálisis de sueño. Sé que tengo que calmarme y esperar, pero la sensación es muy agobiante. Es difícil pensar cuando se está en semejante situación.
Veo como todo esta oscuro, aun así, la silla que permanece frente a mi escritorio, viene hacia mi. Luego aparece lejos y vuelve a venir hacía mí.
Está increpándome. Todo se mueve, y los cojines giran encima del pequeño sofá cama que se encuentra entre la ventana y el escritorio.
Y la silla de cuero vuelve a venir hacía mi. No es real, pero ¿Por qué escucho las ruedas girar?

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