lunes, 25 de octubre de 2010

Capítulo 9 - Atraco

Desvaríos:

Hoy he tenido una visita insólita. Alrededor de las 2:30 de la madrugada, se me ha aparecido “Lucifer”.

Hace un par de días le había vendido mi alma a cambio de algún don, pero al parecer no estaba muy conforme con el trato, dijo que mi alma estaba en un muy mal estado, y venia a protestar por ello.

Yo le dije que si había traído el ticket de compra, a lo que el me respondió con un no. Después de eso, bajo la cabeza y me replico con seriedad lo siguiente: “pienso rellenar todos los formularios de reclamación que sean necesarios para que me devuelvas lo que te he otorgado, como si debo estar haciéndolo 1000 años”, después de eso se desvaneció en un halo de frialdad y humo verdoso.

Tengo sed, y mi cantimplora esta llena de arena del desierto de gobi.

Capítulo 9º

Habitación – 3:20 de la madrugada:

La pantalla del ordenador ilumina mi marchita tez, tengo un semblante oscuro y hastiado, mi mentón es atraído hacia la clavícula, como si esta tuviera un imán, parpadeo un par de veces y lo veo… el último cigarro.
Creo que lo medite durante un nanosegundo antes de levantarme y calzarme, cogí el billete de 5 euros que tenía sobre la mesilla de noche, baje al piso inferior y me hice con la única chaqueta que había en el colgador.
Baje por las escaleras hasta mi patio, salí por el portal y aproveche para cerrar los ojos mientras una brisa glacial me envolvía.

Aledaños de la avenida:

Al mismo tiempo que salía de mi barrio y comencé a dar los primeros pasos por la calle hacia el centro, me fije en que un tipo salía de una nave cerrando el portón suavemente. Era un comercio de alfombras y lámparas que había cerrado hacia un par de años, aun quedaba en pie la figura de un o.v.n.i. que era utilizado como icono de la empresa.

Seguí caminando hasta que llegue a mitad de la calle y ya pude contemplar las luces de los coches y semáforos de la avenida, en ese momento escuche un “¡Oye mira!”, me gire y pude ver al tipo que salio de la nave antes. Mientras me quede quieto, el sujeto cruzo la calle hacia mi acera. Era un hombre moreno, con la cara echa estragos a causa de la heroína, tenía una cruz marcada en la frente, como si se la hubiera tatuado a golpe de navaja. Cuando llego a mi lado me dijo: “¿te gusta esta chaqueta? ¡Te la vendo! Le respondí con un: “no estoy interesado, pero gracias.” El inclino la cabeza y metió la mano en su bolsillo del pantalón sacando un teléfono móvil, me explico que el no lo usaba y que me lo daría a cambio de 10 euros, obviamente le dije que no otra vez.
En ese preciso instante, el individuo, se abrió la chaqueta, acerco la mano a lo que supongo un bolsillo interior, y saco algo, que no pude ver ya que se le cayó, baje la vista, examine el suelo y pude verlo, una jeringuilla.
No se porque, pero me quede inmóvil en ese momento.

El se agacho y la recogió, cuando se puso otra vez en pie, me la acerco a un palmo de la cara y articulo estas palabras: “¿Sabes que es esto? Es una jeringuilla, y yo tengo el sida. Venga, dame todo lo que lleves en los bolsillos”. La jeringuilla estaba salpicada de pequeños borbotones de sangre reseca.
Saque el billete de 5 euros, y mientras se lo acercaba, le dije que se tranquilizase que no había problema alguno, que no era mucho, pero que era lo único que tenia.
El tío atrapo el billete, y puso cara de desconcierto, mientras me respondió una cosa muy curiosa: “¡Amigo! Que era una broma, toma, toma el dinero, yo soy buena gente, no pasa nada”.
Supongo que si fuesen 100, 50 o hasta 30 euros, al tío le compensaría, pero por un billete de 5, mancharse las manos era demasiado, a si que reculo con ese comentario.
Le replique, que no hacia falta, que solo era el dinero para el tabaco, y que seguro que el lo necesitaría mas.
Se guardo el dinero, me lo agradeció, y se fue calle arriba.

Después de haber dado un par de pasos, paso un coche de policía por mi lado, estuve a punto de pararlo, y no lo hice, no se el porqué.
Sin embargo, me empezó a rondar una sensación muy extraña, como de injusticia, impotencia, y rabia. Saque el móvil y lo acerque a la oreja, cree la pantomima de que estaba hablando con la policía, el ladrón se dio media vuelta, y cuando me di cuenta de ello, comencé a hablar más alto, como si estuviera explicando lo que me había pasado. Inesperadamente el corrió hacia mi, y al quedarse a unos escasos 5 metros, dejo caer el billete que me había robado, y se fue galopando en sentido contrario. Me acerque al billete y lo recogí con un regocijo estúpido.

Guarde el móvil, cruce la avenida hasta llegar a la gasolinera, compre la cajetilla de tabaco, y me volví a casa echando la vista atrás cada 5 pasos. 5 pasos 5 euros. Es el precio que pagué esa noche, quedarme con 5 míseros euros, a cambio de que mi tranquilidad, dure escasamente 5 pasos. 5 pasos. 5 euros.

2 comentarios:

  1. Igualito a ese, una vrz uno me pidió que sonriera que seguro estaria mas guapa...

    eran las 5 am.

    y yo tenia miedo.

    me voy a la cama.

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